Me desencanto,
y aviento
lo más lejos
que puedo
mis herramientas
de existir.
Me escondo
en una nube
que no admite
ningún sufrir.
Allí no cabe
¡Ni el viento!
Mas la nube se derrite
dentro de mis ojos.
Pues si te dijera
que yo no sufro
con los hechos actuales,
sería que miento.
Late el tiempo
y se puede sentir
como el corazón
en el pecho
cuando tiene
una ilusión.
Como el reloj
de pared
que resuena
por la casa
cuando la noche
se "asilencia".
Silencio, ese lujo
muy escaso,
muy preciado,
para acceder a quienes
somos,
sin nada
que interrumpa
el descubrimiento.
Late mi corazón,
el reloj de la casa
y tú corazón también.
¿Escuchas?
Es un rato de paz.
Es la vida
como debiera ser
siempre.